lunes, 24 de diciembre de 2012

Derechos y mercancías

"En este momento no parece que la salida de la crisis pase por un aumento en el número de infraestructuras, pues hay otras prioridades"

GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ 

Teníamos suficientemente claro que los poderes públicos eran los encargados de que los ciudadanos pudieran acceder a sus derechos, y que el mercado se dedicaba a vender sus mercancías dentro de los límites establecidos por un Estado de Derecho como el nuestro y sometido, por tanto, al control por parte de las distintas Administraciones públicas.

Pero desconocíamos la insaciabilidad de los mercados, y de que poco a poco, como serpiente que busca a su presa, irían comiéndole el terreno a los Gobiernos para quitarles competencias que pudieran reportarle beneficios.

La primera vez que tuve noción de que tal cosa sucedía fue cuando entró en vigor, en 1998, la Ley del Suelo de Aznar. El planeamiento urbanístico, que no deja de ser un pacto entre la ciudadanía por el que los representantes políticos organizan las ciudades o los pueblos, teniendo siempre por delante el interés general y no el particular, fue sustituido por el convenio urbanístico, figura perversa donde la haya, por la que todo el suelo puede cambiar su uso; en el caso de Murcia se han cometido daños irreversibles al admitir la ubicación de tres grandes superficies en la zona norte, dejando al sur, que casi nunca existe, y al resto de la ciudad sin ningún centro comercial. Veremos como de forma progresiva van desapareciendo alguno de ellos. Es una de las maldades de los neocleptómanos, que llevados por su avaricia llegan a comerse a sí mismos.

Las aplicaciones de algunos de los convenios han traído consecuencias muy graves. Por ejemplo, la entrada natural del AVE podría haber sido paralela a la autovía A-7, no habrían hecho falta soterramientos, y tampoco habría que realizar expropiaciones, porque las autovías tienen a su lado terrenos de reserva; además, por la zona norte de Murcia podrían haber estado las posibles salidas a Cartagena y Lorca. Un lugar ideal para ubicar la estación del AVE.

Pero vino el señor Samper, quien cuanto antes desaparezca de aquí será mejor, y pactó con el alcalde la nefasta Operación Condomina impidiendo la posibilidad de situar la estación del AVE en la zona en la que está situado el centro comercial Nueva Condomina. Ahora el AVE está condenado a venir a la Estación del Carmen por una zona plagada de numerosos núcleos urbanos, que van a impedir que se alcancen las velocidades que se le piden a un servicio de esta calidad. Esto hace que algunos dudemos de la viabilidad de este proyecto y nos habríamos conformado con arreglar, de una vez por todas, la variante de Camarillas y hacer venir el tren, no tendría que ser AVE, por su camino lógico: el de Albacete.

Y es que, en general, este país no ha estado muy fino en lo de las infraestructuras; todos hemos querido tener un aeropuerto, un AVE y una autovía en la puerta de nuestra casa, y así nos ha ido; ahora tenemos aeropuertos sin aviones, trenes que veremos si llegan y autopistas sin tráfico.

Pero como quiera que los neocleptómanos no pueden perder nunca „su doble moral se lo impide„ cuando alguna infraestructura deja de ser rentable ni cortos ni perezosos van y se la devuelven al Estado para que con el dinero de todos corra con los gastos. En estos momentos la relación de infraestructuras inservibles es bastante extensa; por si sirven como ejemplo, tenemos los cercanos aeropuertos de Castellón y de Ciudad Real que duermen el sueño de los justos. Pero es más, en este momento no parece que la salida de la crisis pase por un aumento en el número de infraestructuras, pues hay otras prioridades.

Conclusión: si la burbuja inmobiliaria no ha sido ´moco de pavo´, la de las infraestructuras hace poco que sacó la cabeza. Veremos si alguna vez llega a estar operativo el aeropuerto de Corvera. Motivos hay para tener dudas.

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2012/12/24/derechos-mercancias/446375.html

lunes, 17 de diciembre de 2012

La educación por la borda

"El pensamiento dominante es un firme creyente de la enseñanza privada, la investigación casi nula y la universidad para élites. Pero pasaron las épocas en que la investigación era una ´acción individual´ por la cual se conseguía un gran avance para el conocimiento y la humanidad, los tiempos en que ´se encendía una bombilla´"

GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ
Creo que nadie pondrá en tela de juicio el desmantelamiento que está sufriendo el Estado del Bienestar: la Educación, la Investigación, la Sanidad, la Dependencia y también, por qué no decirlo, la Justicia, han sido puestas ´patas arriba´ por las medidas de austeridad tomadas por Rajoy, colocado cuan perro faldero a las órdenes de la troika, que es un ´ente sin alma´ que no tiene otro objetivo que imponer medidas de ajuste que posibiliten el pase de estos servicios públicos, imprescindibles para la ciudadanía, del sector público al privado, abriendo suculentas opciones de negocio aunque vayan en detrimento de la calidad de vida de los ciudadanos. El reciente libro de Borrell, Narbona, De la Rocha y otros, No es Economía, es Ideología es un manual de obligada lectura para aquellos que pensamos que las medidas adoptadas tienen como objetivo privatizar todo lo que se pueda, incluso el Gobierno si es posible.

Si hay que buscar culpables, éstos están en el origen, los países ricos encabezados por la terrible Merkel, que ha impuesto sus austeridades a toda Europa, causando daños demoledores a los países del Sur. Después viene nuestro Gobierno, que se ha tragado hasta la bola el estoconazo de Bruselas cuando, sin duda, existen políticas alternativas que no sé por qué no se llevan a la práctica en el viejo continente y sí en Estados Unidos, que tampoco es un paradigma, pero que no ha tenido inconveniente en ´tirar de la plancha´, y bajar los tipos de interés para recalentar la economía y colocar sus cifras de paro en un 6,5%, y bajando. Keynesianismo puro y duro. Ya se preocuparán de la inflación cuando su país esté en condiciones de asumir austeridades sin sufrimiento, o con el menor sufrimiento posible.

Sorprendentemente, nuestro Gobierno no abre el pico y sigue sin poner sobre la mesa propuesta alguna; solo Hollande pone algo de cordura y sensatez en este mercado gigante que es Europa. El Gobierno actúa al dictado y todo lo que propone está al servicio de los más fuertes llegando a dejar a los funcionarios sin paga extraordinaria de Navidad, una medida que no tiene parangón, y dudo mucho que el dictador se hubiera atrevido a poner en práctica. En la misma dirección, nuestro Gobierno regional „cuando reacciona, porque está missing„, sigue los cánones de ´obediencia debida´, mientras que hace poco tiempo se mostraba muy reivindicativo y, sin embargo, era mejor tratado.

Mucho se ha hablado, con razón, de los problemas de Sanidad, Dependencia y últimamente de Justicia. Me referiré a los de Educación, que no son pocos y de gran importancia de cara al futuro.

Un país sin Educación lo único que logrará será formar una sociedad ´sin alma´. La Educación empieza a actuar en las primeras etapas vitales de la formación de la ciudadanía, prácticamente desde la cuna hasta que se sale de la Universidad más prestigiosa. Gracias a ella se consigue que las nuevas generaciones no estén formadas por discípulos que nos sigan, sino por profesionales críticos que nos superen. Es la dialéctica de la Historia que debe prevalecer si queremos un progreso justo y positivo. Pero no vamos precisamente por ahí; con este Gobierno, la enseñanza pública está sufriendo un varapalo difícil de justificar. El PP regional, con unas connotaciones religiosas que a la vista quedan, no tiene empacho de invertir más en dos colegios del Opus Dei que en quinientos centros públicos, o apoyar en todo lo que haga falta a la UCAM Ese no es el camino.

Y un país que no investiga, recordemos que la inversión en I+D+i ha disminuido en los dos últimos años „especialmente en el último„, de forma exponencial, hasta un límite tal que hablar de investigación en nuestro país casi se convierte en un sarcasmo, lo único que se puede decir es que no tiene futuro; está condenado al fracaso, porque en la sociedad del siglo XXI, la de los avances tecnológicos, no se pueden mantener los mismos procesos productivos que hace una o dos décadas; nos situaríamos al borde del Tercer Mundo, y dado el bajo valor de la mano de obra en esos países, llegaría un momento en el que seríamos superados por ellos. No podemos competir en costes.

La pena es que el pensamiento dominante es un firme creyente de lo contrario que aquí se expone: enseñanza privada, investigación casi nula y una universidad para élites.

Pasaron las épocas en que la investigación era una ´acción individual´ por la cual se conseguía un gran avance para el conocimiento y la humanidad, ya no estamos en los tiempos en que ´se encendían bombillas´; ahora hacen falta fuertes inversiones y grupos de investigación, a ser posible multidisciplinares, para ir montados, aunque sea en los últimos vagones, en el tren de la Ciencia y la Tecnología, que no es ni más ni menos el que nos debe llevar al desarrollo.

http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2012/12/17/educacion-borda/445046.html

lunes, 3 de diciembre de 2012

La unidad de la izquierda, ¿una utopía?

"Es necesario que haya un debate en el seno de la izquierda, que se organice una Quinta Internacional en la que se olviden viejas cuitas que no nos llevan a nada, y se elabore un Programa Común, exportable a Europa para su contraste"

GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ Que estamos en un mundo cambiante, en el que todas las cosas suceden mucho más rápido que antes, es algo que ya sabíamos y que, por tanto, había que buscar soluciones con más rapidez que antaño. Pero la velocidad de los cambios ha ido in crescendo de tal forma que no tenemos tiempo para asimilarlos, y mucho menos para darles respuesta.

Si nos retrotraemos a la época en la que el movimiento obrero, poco a poco, y a través de las sucesivas Internacionales se produjo su fragmentación en varias ideologías o partidos (anarquista, socialista, comunista y trotskista) ha llovido mucho y nadie se ha tomado en serio que la situación ha ido cambiando, y no ha habido ni un intento de debate en que el movimiento obrero (en estos momentos habría que llamarlo La Izquierda), haya dado un paso para analizar y debatir qué debe contener su programa; es decir, nadie ha pensado en sentar unida alrededor de una mesa a la izquierda para buscar nexos de unión que nos puedan llevar a un punto común consensuado.

La derecha, más pragmática, pues se une por intereses y no por ideales, en mucho menos tiempo ha sido capaz de ahormar una propuesta, en un principio el liberalismo, que al menos ha permitido ´respirar´ a las clases más pobres cuando ha ejercido el Gobierno, pero poco a poco ha ido evolucionando hacia el paradigma neoliberal, mejor neocleptómano, cuyas políticas salvajes iniciadas por Reagan y Thatcher y continuadas actualmente por la Merkel y otros, están llevando a la asfixia vital no solo a las clase más humildes; también las llamadas clases medias sufren su azote cruel. Bajo su mandato y con los poderes fácticos, que son los que dirigen la economía, están llevando a la humanidad a una situación en la que las desigualdades son cada vez mayores. Nadie escapa ya a su opresión, y tenemos que pensar que esto no acaba aquí, cuando termine la actual crisis, si es que termina, provocarán otra y así sucesivamente, y como a su vez les importa poco lo que ocurra con el medio ambiente, el horizonte que se observa en estos momentos no puede ser más desalentador.

Y, mientras tanto, los partidos de izquierda, si tomamos la Transición democrática como referencia, se han limitado a elaborar sus propios programas y proyectos, pero siempre dándose la espalda, y uniéndose, no siempre, para formar Gobiernos. En estos casos hay que decir que, como siempre ocurrirá, el talante de las personas ha tenido mucho que ver. En ningún momento nadie se ha planteado realizar una reflexión conjunta y un programa común. La inercia cotidiana ha hecho que no se haya dado un paso para pensar en una ´utópica unidad de la izquierda´.

De aquellos polvos vienen estos lodos; la atomización de la izquierda es excesiva, y solo se consigue la unión para acciones puntuales, y en algunos casos ni eso; es la iniciativa popular la que dirige el movimiento. Algo de esto hemos visto en los últimos tiempos.

Pero no podemos seguir así, poco a poco vamos siendo minoría, en España y en Europa, de ahí que no puedan llevarse a cabo algunas de las propuestas de Hollande que vaga en Europa sin apoyo; mejor nos irían las cosas si hubieran otros dirigentes de izquierdas.

Creo que es necesario que haya un debate en el seno de la izquierda, que se organice una Quinta Internacional (el nombre me lo sugirió el otro día un buen amigo), en la que se olviden viejas cuitas que no nos llevan a nada, y se elabore un Programa Común, exportable a Europa para su debate, en el que se recoja el ideario de la izquierda, de todos los que quieran sentarse: PSOE, IU y demás partidos y movimientos progresistas (aquí no sobra nadie, solo los que se autoexcluyan). Ya sé que no es tarea fácil, pero, por lo pronto, el hecho de sentarse ya será un éxito, un paso de gigante. Para esto, en una primera fase, será necesario buscar la unión, los puntos mínimos que nos lleven, en un principio a la unidad de acción; será imprescindible poner el interés general por delante y dejar de lado el particular. Esto es difícil, lo sé, pero habrá que superarlo poco a poco e ir avanzando sin desmayo hasta el objetivo común: la unidad de la izquierda.

No hay que dudar de que por el camino se quedará gente, especialmente los ´centrados´ que creen que no hay que ir demasiado lejos, pero si no nos planteamos ´lo imposible´ no conseguiremos lo posible´; y en la hora de la Izquierda, la Utopía, los centrismos y similares no son ni chicha ni limoná, no tiene cabida la Nueva Izquierda, la Izquierda del futuro. Muchos militantes, simpatizantes y personas independientes, están esperando que se dé este paso y lo agradecerán. Seguro.