martes, 28 de mayo de 2013

BREVE DIAGNÓSTICO DE UNA ENFERMEDAD INTERESADA

“La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez” Winston Churchill

Esther Clavero Mira, Profesora de Sociología de la UMU
Gabriel García Sánchez, Catedrático de Química Inorgánica de la UMU

Lo viejo no acaba de irse, y lo nuevo no acaba de aterrizar, - estamos como se dice coloquialmente entre “Pinto y Valdemoro”- pero pensamos que ya debería estar aquí. Vivimos, ya, la nueva transición política que supone un choque entre generaciones distintas, algo que los veteranos y veteranas en política, y los jóvenes suficientemente viejos, por haber aprendido las costumbres y formas de actuar impropias de su generación, deben comenzar a asumir, permitiendo y facilitando, y no resistiéndose a lo inevitable por natural: es ley de vida.

Está surgiendo una nueva generación con ideas nuevas, innovadoras, distintas y con ganas de hacer una política institucional diferente, pero exigiendo a su vez la normalización de una democracia mucho más directa, con nuevos canales de participación, que impliquen más a la ciudadanía.

Ante esto, desde los partidos de izquierdas, tenemos varias opciones: la más “siniestra”, cuya consecuencia puede ser irreparable, consiste en negar la evidencia; otra opción sería intentar, de forma oportunista, como ya lo hacen algunos partidos, fagocitar a la sociedad civil, solución inservible ante una sociedad despierta; o la que consideramos la mejor de las fórmulas que es: desde la coyuntura que nos ofrece la herramienta de la política formal, abrir nuevas vías de participación y de innovación democrática. Esta posibilidad requiere ser conscientes de las nuevas realidades sociales distintas a las del pasado, utilizando nuevas formas de organización social también diferentes a las de antaño, que requieren de una nueva reorganización y renovación que rompa con la actual rigidez en la toma de decisiones partidistas sobre las formas de funcionamiento, con procesos ascendentes y no descendentes de elección, que rompan con la actual centralización dentro de los actuales partidos políticos.
Quizá para algunos esto es difícil de entender, como lo fue el paso de los partidos de notables del siglo XIX, a los partidos de masas del siglo pasado y, después, con el adormecimiento de la sociedad civil, a los partidos atrápalo-todo. Pero si no nos adaptamos a las circunstancias que requiere esta nueva sociedad, solo queda un destino, el surgimiento de nuevos partidos, y la desaparición de aquellos incapaces de dar la talla.

Aunque cueste, vamos a intentarlo, y los que estamos en contacto directo con jóvenes y estudiantes, vamos a estar apoyando desde nuestras posiciones, con valentía y sin miedo. Y desde aquí damos traslado del mensaje a aquellos compañeros que van con una venda en los ojos, porque pese a haber vivido situaciones de transición en el pasado, hoy se resisten –lo mismo que un “gato panza arriba”-, como se resistían sus antecesores al cambio, y les trasladamos el mensaje que un día nos dijo un estudiante, “no podéis seguir viviendo del gol de Rusia, lo hicisteis bien y os estamos muy agradecidos, pero ahora nos toca a nosotros”. Cierto, captado el mensaje.

No tenemos que hacer lo de antaño, no se puede repetir más el que algunas personas ocupen puestos políticos durante dos, tres, o cuatro décadas, porque hay generaciones que se quedan sin tener la posibilidad de mostrar su valía, y de ir “refrescando” y regenerando nuestro plantel de políticos. Este sano ejercicio democrático no se ha hecho con anterioridad y ahora pagamos las consecuencias con intereses de demora. Hemos llegado a una solución límite en la que no existen piezas nuevas de recambio, porque las cúpulas de los partidos hace tiempo que están suficientemente amortizadas.

Ante esta situación caben dos respuestas, 1) como no tenemos nuevos valores ponemos en las listas a los mismos, -ésta es la que quiere el “viejo staff”-, 2) por este camino no vamos a ninguna parte, vamos a jugárnosla con nuevos valores aunque no estén muy “pasados por la prensa”. Probablemente, esta segunda opción, que representa un cambio profundo de ideas y personas, siendo más “arriesgada”, sin duda nos parece más aceptable. No dejemos de escuchar la voz de la calle que quiere que los partidos nos presentemos ante la ciudadanía con la tarjeta de visita por delante en la que ponga: “somos el mismo partido”, pero hemos cambiado mucho, en ideas y personas, y en usos y costumbres”. Podéis confiar en nosotros porque no os vamos a defraudar. 

Hay un titular en las páginas interiores del libro “Cien años por el Socialismo” que dice que: “o todos, o ninguno”. Pues eso compañeros, o todos y todas o ninguno; como no pongamos soluciones reales a las/os murcianas/os encima de la mesa, como no atendamos a los nuevos cambio, no peligra nuestro asiento, ni nuestro partido, peligra el futuro de nuestros hijos.

lunes, 20 de mayo de 2013

Medio Ambiente; El gran olvidado

Esther Clavero Mira (Profesora de Sociología de la UMU)
Gabriel García Sánchez (Catedrático de Universidad de la UMU)

Mucho se habla en nuestro país sobre la Ecología y la Economía, por separado, pero menos cuando van unidos que es, a nuestro juicio, lo más importante. La Economía, por méritos propios, está en el frontispicio de la problemática nacional; la Ecología también ocupa un espacio preferente, pero aún quedan muchos insensatos que no le han dado la importancia que tiene el cuidado y conservación del Medio Ambiente, sabiendo que si no se actúa pronto y bien, lo pagaremos muy caro, sobretodo las generaciones venideras porque sufriremos de lo lindo con el “Efecto Invernadero”, la “subida del nivel del mar”, con la “desaparición progresiva del oxígeno atmosférico”, etc.

En la legislatura 2004-2008, la primera del Presidente Rodríguez Zapatero, se produjo un impulso político significativo que se plasmó en la aprobación de varias leyes que iban en la dirección adecuada en lo referente al Medio Ambiente, entre ellas conviene destacar: 1) responsabilidad de daño ambiental; 2) acceso de la justicia en materia ambiental (el que contamina paga); 3) modificación del Plan Hidrológico Nacional, etc.

Sin embargo, a partir de 2008, con la llegada de la crisis económica, los temas ambientales quedaron en segundo lugar, pensando que se puede hacer frente a una crisis dejando de lado el Medio Ambiente: craso error. Además, la situación tiene un alcance mayor que sobrepasa nuestro país y se extiende a todo el planeta y lo económico, lo social y lo ambiental son indisolubles. El análisis económico y político se ha centrado más en ver cuánto crece el PIB, que no cómo y en qué crece.

La problemática no es únicamente española; así, con motivo de la cumbre Río+20, en junio de 2012, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban ki –Moon, pidió opinión al Panel de Sostenibilidad Glogal (GSP), al que pertenecía nuestra ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. El informe del GSP denunciaba el fracaso total del paradigma económico, por no asumir la interdependencia: económico, social, ambiental, y emplazó al secretario general de la ONU a promover, de cara al 2015, una serie de indicadores capaces de medir el bienestar y el progreso más allá del PIB.

Hay que integrar los efectos perversos de la crisis, empezando por reconocer el trágico error que se cometió al considerar que la “burbuja in mobiliaria” podía ser el vector principal del crecimiento de la economía y el bienestar social. La gran paradoja es que España, según informes de organismos internacionales, podría ser un país que tuviera un desarrollo más sostenible. Por ejemplo, la OCDE calcula que en el 2020 podrían crease en nuestro país alrededor de un millón de empleos en “economía verde” (energías renovables, gestión del agua y de los residuos, agricultura ecológica….).

La tardía industrialización de nuestro país tuvo al menos la ventaja de que se conservó uno de los patrimonios de biodiversidad más ricos de la Unión Europea. De esta forma, en España, se han desarrollado con éxitos tecnologías limpias en energía, agua, residuos, que nos sitúan en una posición de liderazgo internacional, aunque se corre el riesgo de perderlo por las nefastas medidas adoptadas por el gobierno del PP.

Debido a sus condiciones geográficas, España es también un país muy vulnerable ante el cambio climático; por ello, requiere medidas para su disminución y prevención de riesgo, porque en caso de inacción, el coste económico puede ser muy alto; aunque los principales desafíos ambientales a los que nos enfrentamos son de tipo ético y de alcance global.
Al día de hoy, los países más pobres son también los más deteriorados por el deterioro ecológico. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, etc, agravan la pobreza y el hambre en el mundo. África, que sólo emite un 4% del CO2 total, sufre ya las consecuencias del cambio climático (sequías, inundaciones, etc), sin capacidad suficiente para combatir esta situación.

España tiene que asumir plenamente su responsabilidad como país desarrollado, favoreciendo la transición de los países más pobres hacia tecnologías más sostenibles que garanticen a sus ciudadanos el acceso a alimentos, agua y energía, así como la prevención y gestión de los riesgos naturales. Se hace imprescindible, consumir menos recursos (energía, agua, suelo, materias primas); realizando un mayor esfuerzo en I+D+i, así como una auténtica reforma fiscal que incentive las tecnologías más limpias y los comportamientos más responsables.

Pero por desgracia, el discurso neoliberal dominante de las “austeridades”; es decir, sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas, oculta la interdependencia entre economía-ecología-social, e incluso se plantean todo tipo de recortes en políticas sociales y ambientales. No es ese el camino.

lunes, 6 de mayo de 2013

I+D+i o suicidio

ESTHER CLAVERO MIRA Y GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ

Es más que una evidencia que los países que mejor están saliendo de esta crisis son aquellos que invierten en investigación, porque elaboran productos de más alto valor añadido, lo cual lleva consigo un aumento de la competitividad.

España, y nuestra Región menos, no se caracterizan por sus altos niveles de productividad y competitividad, ya que los sectores que más tiran de nuestra economía son la construcción, el turismo y la agricultura, que se distinguen por una mano de obra abundante y poco cualificada. Además, el que la mano de obra sea barata y el despido fácil explican por qué cuando el ciclo es alcista se crea más trabajo que en el resto de países, pero cuando se entra en crisis, se destruye el empleo con mayor rapidez. De hecho, España es uno de los países en los que los salarios no han subido en términos reales durante los últimos quince años; por eso es radicalmente falso lo que se dice de nosotros allende nuestras fronteras de que «hemos vivido por encima de nuestras posibilidades»; lo que realmente ha ocurrido es que «hemos tenido salarios por debajo de nuestras necesidades».

En esta situación tenemos dos opciones: o potenciamos la I+D+i y pasamos a ser un país más industrializado aunque nos llevará tiempo, o nos quedamos como estamos, viviendo de sectores poco competitivos y muy dependientes del ciclo. Si seguimos la segunda opción, la brecha tecnológica con los países de nuestro entorno se irá haciendo cada vez más grande, corriendo el peligro de ser superados cada vez por más ´países emergentes´ y pasando a ocupar, más por demérito nuestro que por mérito de los demás, posiciones más retrasadas en el ránking de los países que tienen mayor productividad y competitividad.

Nuestro anterior presidente, Rodríguez Zapatero, sí que era un firme creyente de la inversión en I+D+i; puede que le faltara tiempo para dar el salto esperado y necesario en productividad, porque no basta con aumentar, como él hizo, los fondos dedicados a I+D+i; es necesario elegir bien los sectores a promocionar y realizar un riguroso seguimiento del ´retorno´ obtenido al aumentar los fondos dedicados a investigación, porque si no se hace el dinero se estará yendo por los sumideros.

De lo que sí que no hay duda es de que la derecha española, el PP, tiene ´I+D+i fobia´. Le gusta la situación actual en la que, además, la banca se enriquece. Por eso, son expertos en poner piedras al carro de la innovación. La actual situación en la que el Gobierno de Rajoy ha castigado fuertemente a la investigación es un hecho inapelable que demuestra el poco ´cariño´ que le tiene el PP.

Pero es que además, y no es nada baladí, los países de nuestro entorno son conocedores de nuestro mal endémico, porque hasta la prestigiosa revista Science recientemente se ha hecho eco de algo que pone los pelos de punta a la comunidad científica nacional e internacional. Según Science, la European Science Fundation (ESF) ha cerrado temporalmente las puertas a los investigadores españoles porque las organizaciones de nuestro país no han pagado sus cuotas. ¡Qué ridículo!

La noticia ha llegado a través del biólogo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) de Madrid, Saúl Ares, quien informó de esta suspensión en su blog. El científico ha explicado que pidió ayuda a la FSE para organizar un taller internacional, pero se le dijo que no la percibiría porque su institución había suspendido el apoyo a las actividades españolas a partir de enero de 2013. La fundación ha señalado que las actividades de financiación no regresarán al país hasta que el ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), no paguen los atrasos, que ascienden a 700.000 euros (Science).

La revista científica no ha conseguido declaraciones del ministerio, mientras que por parte del CSIC, el vicepresidente de programación científica, Eusebio Jiménez Arroyo, ha dicho que está dispuesto a pagar su parte tan pronto como reciba fondos del ministerio y se espera que el problema se solucione cuanto antes. Science también ha hablado con el presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), Carlos Andradas, quien ha declarado que con estos errores «estamos perdiendo oportunidades».

Sin inversión en I+D+i, con los científicos nacionales en contra, y siendo el hazmerreír de la comunidad científica internacional, nuestro país tiene un casi nulo futuro, y a la vez su prestigio externo está bajo mínimos. Una vez más, ¿es la fuga de cerebros la solución? Creemos que la respuesta, menos para Esperanza Aguirre que opina que sí, para el resto de los mortales es un no como una casa. Aquí y en Pekín.


Se conocen infinitas clases de necios;
la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar
que tienen talento.
Santiago Ramón y Cajal