lunes, 8 de julio de 2013

Mayores tasas, menos becas

ESTHER CLAVERO MIRA Y GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ

Para muchos estudiantes universitarios, la subida de los precios de las matrículas ha supuesto poner en riesgo la continuidad de sus estudios por razones exclusivamente económicas y no de rendimiento académico. Y es que a ciertos dirigentes se les ha olvidado que fueron elegidos para gobernar por y para los ciudadanos, y no exclusivamente para cuadrar cuentas y quedar bien ante el Gobierno de Rajoy.

El camino emprendido por el Gobierno regional en estos años de políticas de austeridad, de recortes brutales, de trabajo precario, de rebaja de salarios, y de desmantelamiento del Estado de bienestar en el que profundizan cada día y sin complejos, dirigiendo a nuestra sociedad hacia la profundización de las desigualdades, sólo consigue una cosa: generar más desánimo, más desesperanza y más decepción hacia la política entre la ciudadanía. 

Es más que cierto que la población llega a desconfiar de la política, mejor de los políticos, pero es justo reconocer que, por suerte, no todos son iguales, hay muchos honrados que hacen un trabajo encomiable pero, lamentablemente, hay otros como el actual ministro de Educación y extertuliano, José Ignacio Wert, auténtico martillo de herejes del Gobierno de Rajoy, polémico como nadie, que se ha empeñado en aumentar el descrédito de los políticos -quizá difundir este sentimiento de antipatía hacia la clase política está también en la agenda oculta del PP-. Qué mayor favor les podemos hacer que dejarlos que campen a sus anchas: Dejen a los gobernantes gobernar...
Resulta cuanto menos sorprendente la política de becas que quiere implantar el PP en nuestro país y, por supuesto, la poca o nula resistencia del Gobierno regional ante semejante disparate. Después de la LOMCE, que sólo le gusta a su partido y no demasiado, y los cambios anunciados en los planes de estudio de las universidades, Wert ha entrado como elefante en cacharrería en la política de becas, con austeridad, ¡faltaría más! pero llegando a remover los principios más básicos de la docencia como es el baremo de puntuación que, de momento, coloca el aprobado en 5,0. Su peculiar forma de pensar, heterodoxa, o si se quiere clasista, le ha llevado a proponer un nuevo baremo que sitúa el aprobado en 6,5. Pero es más, su osadía, al borde de la audacia, le ha llevado a aconsejar a los estudiantes que si no tienen una nota de selectividad de al menos 6,5 ¡no deberían estudiar en la universidad! Quizá proyecta sus complejos en la sociedad española.

En esta política de camuflaje emprendida por el PP no dejamos de escuchar el discurso de las segundas oportunidades; de las becas de segunda oportunidad, de la necesidad de apoyar su mal entendido concepto de 'talentos' y del esfuerzo, mientras de forma contundente acaban con un sistema de becas, seguro que mejorable, pero que garantizaba la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación superior, tan necesaria para tener un país preparado y competitivo.

Mientras hablan de segundas oportunidades, se dedican a reducir las becas de primera oportunidad; mientras hablan de internacionalización, eliminan las becas de movilidad para que nuestros jóvenes se formen, hablen otros idiomas y aprendan a desenvolverse por el mundo. Hablan del apoyo al emprendimiento, sin reconocer que la mejor política de fomento del emprendimiento es una correcta política educativa pública y de calidad, y en esto también van en sentido contrario, con un ministro contestado por todos los sectores de la comunidad educativa, y un Partido Popular regional plegado a los mandatos del Gobierno nacional.

Todo comenzó con la aprobación del Real Decreto-Ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo, pero por lo visto no fue suficiente. Quieren más. Y se amparan para cambiar las reglas del juego a mitad de partido en su mal entendido concepto de esfuerzo, como si hasta ahora los alumnos becados no se hubiesen esforzado.

Entendemos que un Gobierno no debe olvidar que el acceso de la ciudadanía a la educación universitaria no sólo es uno de los pilares básicos de la igualdad de oportunidades en una sociedad justa, sino que es también uno de los elementos clave para lograr un modelo sostenible de crecimiento económico y cohesión social: así lo reconoce la OCDE.

Hay que recordar que no se puede jugar con los derechos sociales recogidos en la Constitución, uno de ellos la Educación. Esperamos que escampe y que la sensatez aterrice y nos saque de este galimatías en el que nos ha metido el caprichoso e indomable Wert.

Si queremos un país armado de personas competentes y formadas, de emprendedores, es necesaria una contundente contestación social para decirles que rectifiquen su injusta política educativa porque esto, en definitiva, aportará al país jóvenes más ambiciosos, más preparados y dispuestos a emprender por su Región.

Donde hay educación no hay distinción de clases.
Confucio

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