miércoles, 17 de julio de 2013

MALESTAR CON CER PSRM POR FALTA DE COHERENCIA EN LAS POLÍTICAS DE IZQUIERDA

NOTA DE PRENSA. 17.07.2013

Como corriente interna, queremos hacer llegar a la opinión pública, nuestro malestar con la línea de trabajo que está desarrollando en la dirección del PSRM-PSOE, por su falta de coherencia en las políticas de izquierda, y por su nula valentía en la lucha contra los poderes fácticos regionales.

Es un secreto a voces, que las políticas que está desarrollando la dirección socialista, bastante seguidista de lo que hace Madrid, y que está siendo contestada desde muchas partes del PSOE -en concreto el Foro Ético e Izquierda Socialista-, está demasiado escorada hacia la derecha. Es cierto, que se está haciendo oposición en lo referente al Estado de Bienestar, pero por ningún lado se vislumbra qué política económica es la que ha de financiar la sanidad, la educación, la dependencia, etc, lo cual hace que la gente vea que la diferencia entre nuestra política y la del PP, va siendo cada vez más pequeña y siga insistiendo en que PP = PSOE, lo cual no es verdad pero sí lo parece, por la deriva de nuestro partido hacia posiciones social-liberales.

Nuestro disgusto es patente porque tanto nuestro Secretario General, como el Grupo Parlamentario en la Asamblea Regional, se negó a asumir nuestra propuesta de crear una Comisión de Investigación, que estudiara el caso de Cajamurcia, máxime teniendo en cuenta que las Cortes Valencianas, y las catalanas están haciendo algo similar con la CAM y Caixanova. Pero es más, tuvo que ser IU, la que en el Debate sobre el Estado de la Región, presentara una resolución similar a la de IS, que en esta ocasión sí que fue apoyada por el Grupo Parlamentario, ¿cómo se explica eso?, ¿se acepta una propuesta cuando viene de IU pero no cuando la proponente es IS?

También hemos comprobado la falta de coraje al no querer enfrentarse a la UCAM, el nuevo y emergente poder fáctico regional, dirigido por una secta eclesiástica.

Porque mientras IS sí que le ha querido plantar cara a aquellos que son los que mueven a los guiñoles de la derecha sectaria regional, hemos vivido con tristeza la presencia de nuestros compañeros en procesiones y otros actos de la iglesia católica, y en foros dirigidos y organizados por el PP y su corte, como es el Foro Nueva Murcia, que dirige Mendoza con la colaboración de Ruiz Vivo, en el que nosotros no tenemos nada que decir. Hay otros espacios en los que sí debemos estar presentes, como es el del Foro Ciudadano de la Región de Murcia.

Como colofón, la política del partido basada en pactos con el PP: emprendedores, trabajo juvenil, y los que puedan venir, la vemos desacertada, porque sólo sirve para sacar a flote el PP en el desarrollo de su "no-política".

Sólo una auténtica política de izquierdas, que esté en línea con lo que propone IS a nivel federal, en la que se excluya cualquier pacto con los que han llevado al exterminio nuestra región, podrá conseguir que salgamos de la crisis por la izquierda, y no por donde los neo-liberales proponen; porque las soluciones de estos, como hemos comprobado, sólo nos llevan a generar más paro y más pobreza.

Repercusión en los medios

lunes, 15 de julio de 2013

HERENCIAS

ESTHER CLAVERO MIRA Y GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ

Últimamente se ha hablado mucho de una herencia, la de Zapatero. Parece que no hayan habido en este país otros difuntos y herederos que, como las meigas, 'haberlas, haylas'.

Toda obra humana es susceptible de mejora, pero también se puede empeorar, en el caso del presidente Zapatero, para nuestra opinión, realizó una primera legislatura impecable; es cierto que tuvo el viento a favor en la cuestión económica, pero con valentía, y mediante pactos con las fuerzas progresistas presentes en el parlamento aprobó una serie de leyes sociales entre las que destaca la de Dependencia, la mejor ley de la democracia, y otras como la del aborto, los matrimonios entre personas del mismo sexo, o la que permite la adopción por parte de parejas homosexuales. Este importantísimo paquete de reformas colocó a nuestro país a la cabeza de los países europeos y del mundo en cuanto a legislación social.

La segunda legislatura ya fue harina de otro costal: la presencia evidente de la crisis económica hizo que tomara medidas desacertadas; la bajada del presupuesto, primero en un 4% del PIB, y después en un 1,5% del PIB, que supuso descensos en salarios de funcionarios y pensiones, unido a la reforma que aprobó con el PP de introducir en la Constitución la moderación del déficit, no creo que sean una 'mala herencia', porque a la vista está que Rajoy, en su caso, habría tomado las mismas medidas de austeridad, o más. Hacen mal en hablar de la herencia recibida; mucho peor será la que recojan quines los sustituya en sus cargos, pero tiempo tendremos para valorar este hecho que se producirá, salvo causa mayor, dentro de dos años y algunos meses. 

De momento, sólo tenemos 'tierra quemada', pobreza, y una incipiente pero peligrosa hambruna.

Pero para herencia la que dejará Valcárcel. Si tuviéramos que definirla lo podríamos hacer en una palabra: nada, porque eso es lo que va a quedar cuando nuestro presidente tome las de Villadiego y se marche a las 'europas'. Nos preguntamos cómo le irá la cosa allende nuestras fronteras, pero como no creemos en los milagros, nos atrevemos a aventurar un pronto regreso a su Murcia querida, y un inmerecido retiro dorado.

Nuestro presidente se ha pasado dieciocho años vendiendo humo en forma de macroproyectos que nunca se han ejecutado. Lo único que se le puede apuntar en su haber es un ascenso espectacular del ladrillo, que a muchos les deja una herencia, en forma de hipoteca que nos recuerda la ascensión al mítico Tourmalet, porque no se pagará nunca; pero a otros los ha enriquecido y tienen para mantener, al menos, a sus cuatro próximas generaciones 'pisando sobre moqueta': la teoría de las desigualdades en estado puro. El único problema, no pequeño, es que por el camino quedan más de una decena de alcaldes imputados, entre ellos el de la ciudad capitalina, por las malas prácticas, usos y abusos de la conocida como 'quimera del ladrillo'. La justicia tiene tajo para una temporada.

Con pancartas casi del tamaño de la bandera de Trillo en la madrileña Plaza de Colón -que no se pudo lavar porque no había máquina capaz de hacerlo-, con el slogan de Agua para Todos, sólo con eso, se construyó el mito del Trasvase del Ebro -dio lugar al conocido como 'nacionalismo hidráulico'-, que hasta llegó a inaugurarse, lo que no sabemos es si ha ido alguien a revisar la tubería que se colocó allá por Castellón -creemos-, para ver el lastimoso estado en que se encuentra.

El resto de proyectos, uno tras otro, han ido cayendo como si de un castillo de naipes se tratara, y menos mal que algunos de ellos no se han llevado a la práctica para bien, como por ejemplo la urbanización de Cabo Cope-Puntas de Calnegre.

Pero sí que se han quedado o se van a quedar proyectos en el banquillo. Lo del aeropuerto es paradigmático. Veremos cuándo se abre, si es que se hace algún día, y si no nos cuesta a los murcianos la friolera de doscientos millones de euros del famoso aval.

Lo de la Bahía de Portman ha pasado por numerosos avatares, no se sabe cuántos proyectos de regeneración van ya, pero cuando parecía que había uno definitivo nos hemos despertado y visto que el sueño no era realidad. Ahora nos dicen que hay una empresa que se llevaría el hierro de los estériles a cambio de limpiar la bahía; la rentabilidad de este proceso es, al menos, discutible, por ser un hierro proveniente de piritas, por tanto con azufre, no demasiado aptas para la obtención de hierro -de hecho, se utilizan para la de ácido sulfúrico-.

¿Y del AVE? Habrá que esperar a ver lo que pasa, y si al final llueve al gusto de todos. Pero vendrá sin soterramiento y no por su sitio natural: Albacete.

Para hacer las cosas bien es necesario: primero, el amor, segundo, la técnica.
Antonio Gaudí.

lunes, 8 de julio de 2013

Mayores tasas, menos becas

ESTHER CLAVERO MIRA Y GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ

Para muchos estudiantes universitarios, la subida de los precios de las matrículas ha supuesto poner en riesgo la continuidad de sus estudios por razones exclusivamente económicas y no de rendimiento académico. Y es que a ciertos dirigentes se les ha olvidado que fueron elegidos para gobernar por y para los ciudadanos, y no exclusivamente para cuadrar cuentas y quedar bien ante el Gobierno de Rajoy.

El camino emprendido por el Gobierno regional en estos años de políticas de austeridad, de recortes brutales, de trabajo precario, de rebaja de salarios, y de desmantelamiento del Estado de bienestar en el que profundizan cada día y sin complejos, dirigiendo a nuestra sociedad hacia la profundización de las desigualdades, sólo consigue una cosa: generar más desánimo, más desesperanza y más decepción hacia la política entre la ciudadanía. 

Es más que cierto que la población llega a desconfiar de la política, mejor de los políticos, pero es justo reconocer que, por suerte, no todos son iguales, hay muchos honrados que hacen un trabajo encomiable pero, lamentablemente, hay otros como el actual ministro de Educación y extertuliano, José Ignacio Wert, auténtico martillo de herejes del Gobierno de Rajoy, polémico como nadie, que se ha empeñado en aumentar el descrédito de los políticos -quizá difundir este sentimiento de antipatía hacia la clase política está también en la agenda oculta del PP-. Qué mayor favor les podemos hacer que dejarlos que campen a sus anchas: Dejen a los gobernantes gobernar...
Resulta cuanto menos sorprendente la política de becas que quiere implantar el PP en nuestro país y, por supuesto, la poca o nula resistencia del Gobierno regional ante semejante disparate. Después de la LOMCE, que sólo le gusta a su partido y no demasiado, y los cambios anunciados en los planes de estudio de las universidades, Wert ha entrado como elefante en cacharrería en la política de becas, con austeridad, ¡faltaría más! pero llegando a remover los principios más básicos de la docencia como es el baremo de puntuación que, de momento, coloca el aprobado en 5,0. Su peculiar forma de pensar, heterodoxa, o si se quiere clasista, le ha llevado a proponer un nuevo baremo que sitúa el aprobado en 6,5. Pero es más, su osadía, al borde de la audacia, le ha llevado a aconsejar a los estudiantes que si no tienen una nota de selectividad de al menos 6,5 ¡no deberían estudiar en la universidad! Quizá proyecta sus complejos en la sociedad española.

En esta política de camuflaje emprendida por el PP no dejamos de escuchar el discurso de las segundas oportunidades; de las becas de segunda oportunidad, de la necesidad de apoyar su mal entendido concepto de 'talentos' y del esfuerzo, mientras de forma contundente acaban con un sistema de becas, seguro que mejorable, pero que garantizaba la igualdad de oportunidades en el acceso a la educación superior, tan necesaria para tener un país preparado y competitivo.

Mientras hablan de segundas oportunidades, se dedican a reducir las becas de primera oportunidad; mientras hablan de internacionalización, eliminan las becas de movilidad para que nuestros jóvenes se formen, hablen otros idiomas y aprendan a desenvolverse por el mundo. Hablan del apoyo al emprendimiento, sin reconocer que la mejor política de fomento del emprendimiento es una correcta política educativa pública y de calidad, y en esto también van en sentido contrario, con un ministro contestado por todos los sectores de la comunidad educativa, y un Partido Popular regional plegado a los mandatos del Gobierno nacional.

Todo comenzó con la aprobación del Real Decreto-Ley 14/2012, de 20 de abril, de medidas urgentes de racionalización del gasto público en el ámbito educativo, pero por lo visto no fue suficiente. Quieren más. Y se amparan para cambiar las reglas del juego a mitad de partido en su mal entendido concepto de esfuerzo, como si hasta ahora los alumnos becados no se hubiesen esforzado.

Entendemos que un Gobierno no debe olvidar que el acceso de la ciudadanía a la educación universitaria no sólo es uno de los pilares básicos de la igualdad de oportunidades en una sociedad justa, sino que es también uno de los elementos clave para lograr un modelo sostenible de crecimiento económico y cohesión social: así lo reconoce la OCDE.

Hay que recordar que no se puede jugar con los derechos sociales recogidos en la Constitución, uno de ellos la Educación. Esperamos que escampe y que la sensatez aterrice y nos saque de este galimatías en el que nos ha metido el caprichoso e indomable Wert.

Si queremos un país armado de personas competentes y formadas, de emprendedores, es necesaria una contundente contestación social para decirles que rectifiquen su injusta política educativa porque esto, en definitiva, aportará al país jóvenes más ambiciosos, más preparados y dispuestos a emprender por su Región.

Donde hay educación no hay distinción de clases.
Confucio

lunes, 17 de junio de 2013

¿ALFOMBRA ROJA PARA EL NUEVO EXILIO?

Esther Clavero Mira (Profesora de Sociología de la UMU)       
Gabriel García Sánchez (catedrático de Química Inorgánica de la UMU)

La inacción en la que se encuentra el Gobierno no sólo prolonga la situación de inestabilidad social, sino que además, y por si fuera poco, aviva la frustración de nuestros jóvenes. Así, como bien decía Larra hace más de un siglo, <<mientras la ley no esté de acuerdo con la opinión pública, el duelo será una consecuencia forzosa de esta contradicción social>>.

Es asombroso que en lugar de tomar medidas para motivar el empleo, y en especial el juvenil, para crear un escenario de oportunidades en España, a nuestro Gobierno no se le ocurra otro plan que sugerirle a nuestros jóvenes que se marchen en busca de oportunidades, porque el destino que les espera en España va a ser de decepción. Muchos recordaos las 'brillantes' declaraciones de George Bush Jr. sobre los incendios en los bosques, con 'mucha lógica', venía a decir que <<cada vez habrá menos incendios porque quedarán menos árboles>>. Esta idea, aparentemente se reproduce cuando se invita a los jóvenes a marcharse al extranjero, sin beca, sin ninguna ayuda, poniéndoles la 'alfombra roja' por tierra, mar y aire para que busquen oportunidades en otros lugares, ya que nuestro país no es capaz de ofrecerles esas oportunidades que las generaciones anteriores les prometieron.

Es evidente que si no hay jóvenes en España no habrá desempleo juvenil. A esta incitación a la emigración exterior la ministra Fátima Báñez prefiere llamarla 'movilidad exterior'. Así, mientras la emigración se dispara a nivel de hace cuarenta años, maquillan estas políticas en materia juvenil con la propuesta de que se elaborará un Plan para el retorno de estos jóvenes en el futuro; si es que vuelven.

Entendemos que el Gobierno estará tirando la toalla si permite que se nos fuguen por la frontera en forma de jóvenes, todos los impuestos que hemos pagado para que la igualdad de oportunidades en la educación sea una realidad; si les permiten que emigren las mejores cabezas, los mejores talentos, que son quienes tendrán que proyectar nuestro futuro, y si se resigna a dejar, por egoístas y prácticos, que se nos escapen por las fronteras quienes en un futuro -en un país demográficamente envejecido como es España- pagarán nuestras pensiones, nuestra sanidad pública, nuestra educación y nuestro Estado de Bienestar.

Son los jóvenes quienes con ideas innovadoras, emprendiendo, formando parte de las empresas, investigando, trabajando deben formentar y propiciar el cambio de modelo productivo que tanto necesitamos. Si continúan las políticas actuales recordaremos a esta amplísimo contingente de jóvenes 'invitados' a la emigración como la Generación Frustrada.

Muchos no nos resignamos, y nos negamos a asumir que nuestros jóvenes, una de las generaciones mejor formada y preparada en muchas décadas, tenga que marcharse por obligación en busca de oportunidades, aquellas que nuestro país es incapaz de ofrecerles. Nos negamos a asumir esta posición derrotista vestida demagogicamente de un halo optismista. Creemos que es mucho más práctico para nuestro futuro invertir para que España se convierta en un país con un escenario de oportunidades similar al de otros países de su entorno.

Sólo hay que conocer un poco la historia de los movimientos migratorios para saber que el retorno es muy complicado cuando no va unido a una ayuda económica porque, a la vuelta, a los emigrantes, sólo les esperará el vacío, el paro o el subempleo. En estas condiciones, y a las pruebas nos remitimos, no volverán jamás porque preferirán quedarse en el país de acogida, el que los recibió, los formó y en el que encontraron una vida plena, porque es de bien nacidos el ser agradecidos, por mucho que tire el país natal.

Pero, además, perderemos la posibilidad de que las nuevas generaciones rejuvenezcan y regeneren España, un país con grandes necesitades de cambio y renovación. ¿Quién se permitirá la licencia de hablar de I+D+i, si se deja marchar a los actores del cambio de modelo productivo? ¿habrá que decirle adiós al esperado por necesario 'cambio de modelo productivo'? ¿caminamos hacia una situación similar a la posguerra?.

Cuando decimos que no podemos resignarnos nos referimos a que hay que actuar ya, mañana es tarde, ¡con urgencia! y la primera medida debe ser detener la hemorragia, cortar la sangría de jóvenes forzados al exilio. En la tardanza suele estar el peligro, y no se está reaccionando; es más, este gran problema actual y de futuro, el Gobierno lo ha dejado al pairo, quizás creyendo que no será responsable de lo que pase en el futuro. Seguro que por su ineptitud nos pasarán la cuenta, y tendremos que pagarla con muy altos intereses de demora.

El exilio produce una profunda sensación de desamparo,
de vivir a la intemperie.
Juan Gelma

martes, 28 de mayo de 2013

BREVE DIAGNÓSTICO DE UNA ENFERMEDAD INTERESADA

“La política es más peligrosa que la guerra, porque en la guerra sólo se muere una vez” Winston Churchill

Esther Clavero Mira, Profesora de Sociología de la UMU
Gabriel García Sánchez, Catedrático de Química Inorgánica de la UMU

Lo viejo no acaba de irse, y lo nuevo no acaba de aterrizar, - estamos como se dice coloquialmente entre “Pinto y Valdemoro”- pero pensamos que ya debería estar aquí. Vivimos, ya, la nueva transición política que supone un choque entre generaciones distintas, algo que los veteranos y veteranas en política, y los jóvenes suficientemente viejos, por haber aprendido las costumbres y formas de actuar impropias de su generación, deben comenzar a asumir, permitiendo y facilitando, y no resistiéndose a lo inevitable por natural: es ley de vida.

Está surgiendo una nueva generación con ideas nuevas, innovadoras, distintas y con ganas de hacer una política institucional diferente, pero exigiendo a su vez la normalización de una democracia mucho más directa, con nuevos canales de participación, que impliquen más a la ciudadanía.

Ante esto, desde los partidos de izquierdas, tenemos varias opciones: la más “siniestra”, cuya consecuencia puede ser irreparable, consiste en negar la evidencia; otra opción sería intentar, de forma oportunista, como ya lo hacen algunos partidos, fagocitar a la sociedad civil, solución inservible ante una sociedad despierta; o la que consideramos la mejor de las fórmulas que es: desde la coyuntura que nos ofrece la herramienta de la política formal, abrir nuevas vías de participación y de innovación democrática. Esta posibilidad requiere ser conscientes de las nuevas realidades sociales distintas a las del pasado, utilizando nuevas formas de organización social también diferentes a las de antaño, que requieren de una nueva reorganización y renovación que rompa con la actual rigidez en la toma de decisiones partidistas sobre las formas de funcionamiento, con procesos ascendentes y no descendentes de elección, que rompan con la actual centralización dentro de los actuales partidos políticos.
Quizá para algunos esto es difícil de entender, como lo fue el paso de los partidos de notables del siglo XIX, a los partidos de masas del siglo pasado y, después, con el adormecimiento de la sociedad civil, a los partidos atrápalo-todo. Pero si no nos adaptamos a las circunstancias que requiere esta nueva sociedad, solo queda un destino, el surgimiento de nuevos partidos, y la desaparición de aquellos incapaces de dar la talla.

Aunque cueste, vamos a intentarlo, y los que estamos en contacto directo con jóvenes y estudiantes, vamos a estar apoyando desde nuestras posiciones, con valentía y sin miedo. Y desde aquí damos traslado del mensaje a aquellos compañeros que van con una venda en los ojos, porque pese a haber vivido situaciones de transición en el pasado, hoy se resisten –lo mismo que un “gato panza arriba”-, como se resistían sus antecesores al cambio, y les trasladamos el mensaje que un día nos dijo un estudiante, “no podéis seguir viviendo del gol de Rusia, lo hicisteis bien y os estamos muy agradecidos, pero ahora nos toca a nosotros”. Cierto, captado el mensaje.

No tenemos que hacer lo de antaño, no se puede repetir más el que algunas personas ocupen puestos políticos durante dos, tres, o cuatro décadas, porque hay generaciones que se quedan sin tener la posibilidad de mostrar su valía, y de ir “refrescando” y regenerando nuestro plantel de políticos. Este sano ejercicio democrático no se ha hecho con anterioridad y ahora pagamos las consecuencias con intereses de demora. Hemos llegado a una solución límite en la que no existen piezas nuevas de recambio, porque las cúpulas de los partidos hace tiempo que están suficientemente amortizadas.

Ante esta situación caben dos respuestas, 1) como no tenemos nuevos valores ponemos en las listas a los mismos, -ésta es la que quiere el “viejo staff”-, 2) por este camino no vamos a ninguna parte, vamos a jugárnosla con nuevos valores aunque no estén muy “pasados por la prensa”. Probablemente, esta segunda opción, que representa un cambio profundo de ideas y personas, siendo más “arriesgada”, sin duda nos parece más aceptable. No dejemos de escuchar la voz de la calle que quiere que los partidos nos presentemos ante la ciudadanía con la tarjeta de visita por delante en la que ponga: “somos el mismo partido”, pero hemos cambiado mucho, en ideas y personas, y en usos y costumbres”. Podéis confiar en nosotros porque no os vamos a defraudar. 

Hay un titular en las páginas interiores del libro “Cien años por el Socialismo” que dice que: “o todos, o ninguno”. Pues eso compañeros, o todos y todas o ninguno; como no pongamos soluciones reales a las/os murcianas/os encima de la mesa, como no atendamos a los nuevos cambio, no peligra nuestro asiento, ni nuestro partido, peligra el futuro de nuestros hijos.

lunes, 20 de mayo de 2013

Medio Ambiente; El gran olvidado

Esther Clavero Mira (Profesora de Sociología de la UMU)
Gabriel García Sánchez (Catedrático de Universidad de la UMU)

Mucho se habla en nuestro país sobre la Ecología y la Economía, por separado, pero menos cuando van unidos que es, a nuestro juicio, lo más importante. La Economía, por méritos propios, está en el frontispicio de la problemática nacional; la Ecología también ocupa un espacio preferente, pero aún quedan muchos insensatos que no le han dado la importancia que tiene el cuidado y conservación del Medio Ambiente, sabiendo que si no se actúa pronto y bien, lo pagaremos muy caro, sobretodo las generaciones venideras porque sufriremos de lo lindo con el “Efecto Invernadero”, la “subida del nivel del mar”, con la “desaparición progresiva del oxígeno atmosférico”, etc.

En la legislatura 2004-2008, la primera del Presidente Rodríguez Zapatero, se produjo un impulso político significativo que se plasmó en la aprobación de varias leyes que iban en la dirección adecuada en lo referente al Medio Ambiente, entre ellas conviene destacar: 1) responsabilidad de daño ambiental; 2) acceso de la justicia en materia ambiental (el que contamina paga); 3) modificación del Plan Hidrológico Nacional, etc.

Sin embargo, a partir de 2008, con la llegada de la crisis económica, los temas ambientales quedaron en segundo lugar, pensando que se puede hacer frente a una crisis dejando de lado el Medio Ambiente: craso error. Además, la situación tiene un alcance mayor que sobrepasa nuestro país y se extiende a todo el planeta y lo económico, lo social y lo ambiental son indisolubles. El análisis económico y político se ha centrado más en ver cuánto crece el PIB, que no cómo y en qué crece.

La problemática no es únicamente española; así, con motivo de la cumbre Río+20, en junio de 2012, el secretario general de las Naciones Unidas, Ban ki –Moon, pidió opinión al Panel de Sostenibilidad Glogal (GSP), al que pertenecía nuestra ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona. El informe del GSP denunciaba el fracaso total del paradigma económico, por no asumir la interdependencia: económico, social, ambiental, y emplazó al secretario general de la ONU a promover, de cara al 2015, una serie de indicadores capaces de medir el bienestar y el progreso más allá del PIB.

Hay que integrar los efectos perversos de la crisis, empezando por reconocer el trágico error que se cometió al considerar que la “burbuja in mobiliaria” podía ser el vector principal del crecimiento de la economía y el bienestar social. La gran paradoja es que España, según informes de organismos internacionales, podría ser un país que tuviera un desarrollo más sostenible. Por ejemplo, la OCDE calcula que en el 2020 podrían crease en nuestro país alrededor de un millón de empleos en “economía verde” (energías renovables, gestión del agua y de los residuos, agricultura ecológica….).

La tardía industrialización de nuestro país tuvo al menos la ventaja de que se conservó uno de los patrimonios de biodiversidad más ricos de la Unión Europea. De esta forma, en España, se han desarrollado con éxitos tecnologías limpias en energía, agua, residuos, que nos sitúan en una posición de liderazgo internacional, aunque se corre el riesgo de perderlo por las nefastas medidas adoptadas por el gobierno del PP.

Debido a sus condiciones geográficas, España es también un país muy vulnerable ante el cambio climático; por ello, requiere medidas para su disminución y prevención de riesgo, porque en caso de inacción, el coste económico puede ser muy alto; aunque los principales desafíos ambientales a los que nos enfrentamos son de tipo ético y de alcance global.
Al día de hoy, los países más pobres son también los más deteriorados por el deterioro ecológico. El cambio climático, la pérdida de biodiversidad, etc, agravan la pobreza y el hambre en el mundo. África, que sólo emite un 4% del CO2 total, sufre ya las consecuencias del cambio climático (sequías, inundaciones, etc), sin capacidad suficiente para combatir esta situación.

España tiene que asumir plenamente su responsabilidad como país desarrollado, favoreciendo la transición de los países más pobres hacia tecnologías más sostenibles que garanticen a sus ciudadanos el acceso a alimentos, agua y energía, así como la prevención y gestión de los riesgos naturales. Se hace imprescindible, consumir menos recursos (energía, agua, suelo, materias primas); realizando un mayor esfuerzo en I+D+i, así como una auténtica reforma fiscal que incentive las tecnologías más limpias y los comportamientos más responsables.

Pero por desgracia, el discurso neoliberal dominante de las “austeridades”; es decir, sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas, oculta la interdependencia entre economía-ecología-social, e incluso se plantean todo tipo de recortes en políticas sociales y ambientales. No es ese el camino.

lunes, 6 de mayo de 2013

I+D+i o suicidio

ESTHER CLAVERO MIRA Y GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ

Es más que una evidencia que los países que mejor están saliendo de esta crisis son aquellos que invierten en investigación, porque elaboran productos de más alto valor añadido, lo cual lleva consigo un aumento de la competitividad.

España, y nuestra Región menos, no se caracterizan por sus altos niveles de productividad y competitividad, ya que los sectores que más tiran de nuestra economía son la construcción, el turismo y la agricultura, que se distinguen por una mano de obra abundante y poco cualificada. Además, el que la mano de obra sea barata y el despido fácil explican por qué cuando el ciclo es alcista se crea más trabajo que en el resto de países, pero cuando se entra en crisis, se destruye el empleo con mayor rapidez. De hecho, España es uno de los países en los que los salarios no han subido en términos reales durante los últimos quince años; por eso es radicalmente falso lo que se dice de nosotros allende nuestras fronteras de que «hemos vivido por encima de nuestras posibilidades»; lo que realmente ha ocurrido es que «hemos tenido salarios por debajo de nuestras necesidades».

En esta situación tenemos dos opciones: o potenciamos la I+D+i y pasamos a ser un país más industrializado aunque nos llevará tiempo, o nos quedamos como estamos, viviendo de sectores poco competitivos y muy dependientes del ciclo. Si seguimos la segunda opción, la brecha tecnológica con los países de nuestro entorno se irá haciendo cada vez más grande, corriendo el peligro de ser superados cada vez por más ´países emergentes´ y pasando a ocupar, más por demérito nuestro que por mérito de los demás, posiciones más retrasadas en el ránking de los países que tienen mayor productividad y competitividad.

Nuestro anterior presidente, Rodríguez Zapatero, sí que era un firme creyente de la inversión en I+D+i; puede que le faltara tiempo para dar el salto esperado y necesario en productividad, porque no basta con aumentar, como él hizo, los fondos dedicados a I+D+i; es necesario elegir bien los sectores a promocionar y realizar un riguroso seguimiento del ´retorno´ obtenido al aumentar los fondos dedicados a investigación, porque si no se hace el dinero se estará yendo por los sumideros.

De lo que sí que no hay duda es de que la derecha española, el PP, tiene ´I+D+i fobia´. Le gusta la situación actual en la que, además, la banca se enriquece. Por eso, son expertos en poner piedras al carro de la innovación. La actual situación en la que el Gobierno de Rajoy ha castigado fuertemente a la investigación es un hecho inapelable que demuestra el poco ´cariño´ que le tiene el PP.

Pero es que además, y no es nada baladí, los países de nuestro entorno son conocedores de nuestro mal endémico, porque hasta la prestigiosa revista Science recientemente se ha hecho eco de algo que pone los pelos de punta a la comunidad científica nacional e internacional. Según Science, la European Science Fundation (ESF) ha cerrado temporalmente las puertas a los investigadores españoles porque las organizaciones de nuestro país no han pagado sus cuotas. ¡Qué ridículo!

La noticia ha llegado a través del biólogo del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) de Madrid, Saúl Ares, quien informó de esta suspensión en su blog. El científico ha explicado que pidió ayuda a la FSE para organizar un taller internacional, pero se le dijo que no la percibiría porque su institución había suspendido el apoyo a las actividades españolas a partir de enero de 2013. La fundación ha señalado que las actividades de financiación no regresarán al país hasta que el ministerio de Economía y Competitividad (MINECO) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), no paguen los atrasos, que ascienden a 700.000 euros (Science).

La revista científica no ha conseguido declaraciones del ministerio, mientras que por parte del CSIC, el vicepresidente de programación científica, Eusebio Jiménez Arroyo, ha dicho que está dispuesto a pagar su parte tan pronto como reciba fondos del ministerio y se espera que el problema se solucione cuanto antes. Science también ha hablado con el presidente de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE), Carlos Andradas, quien ha declarado que con estos errores «estamos perdiendo oportunidades».

Sin inversión en I+D+i, con los científicos nacionales en contra, y siendo el hazmerreír de la comunidad científica internacional, nuestro país tiene un casi nulo futuro, y a la vez su prestigio externo está bajo mínimos. Una vez más, ¿es la fuga de cerebros la solución? Creemos que la respuesta, menos para Esperanza Aguirre que opina que sí, para el resto de los mortales es un no como una casa. Aquí y en Pekín.


Se conocen infinitas clases de necios;
la más deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar
que tienen talento.
Santiago Ramón y Cajal

lunes, 22 de abril de 2013

La universidad: ¿otra vez patas arriba?

ESTHER CLAVERO MIRA Y GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ

Ya lo hemos dicho en alguna ocasión: hay que llegar a un Gran Pacto de Estado en el que se aprueben unas leyes educativas, que sean capaces de mantenerse en el tiempo, hasta que la praxis nos indique qué es lo que está fallando para que se modifique; pero lo que no se puede hacer es estar de cambios integrales cada cinco años, porque el profesorado, y también el alumnado, no acaban de adaptarse a la nueva planificación, siempre costosa, cuando ya les está cayendo otra nueva encima; además, la convivencia de dos planes a la vez no deja de ser un problema que dificulta la planificación docente.

Los ministros de Educación de este país se caracterizan por un hecho singular: les parece necesario que exista una ley que lleve su nombre; para ello, aprovechan la menor ocasión para modificarla, nunca piensan que con unos pocos cambios se eliminan los problemas, inmediatamente se ponen a la tarea de hacer una ley nueva.

Y en estas que nos llega Wert, el peor ministro de la democracia, 'el caballo de Atila', a 'poner orden' en la Universidad, y por supuesto quiere tener 'su ley', previamente aconsejado por su grupo de expertos; y lo primero que se le ocurre es ir contra la Constitución, en concreto su artículo 27 que consagra la autonomía universitaria, al querer llenar el único órgano de gobierno colegiado que quedaría a nivel global de políticos para que nos digan cómo tiene que gobernarse la institución.

En ningún momento se ha planteado el hecho de que si los consejos sociales de las universidades, constituidos por una exigua proporción del colectivo universitario y un número superior de representantes de la sociedad, que tienen bastantes e importantes competencias fundamentalmente en materia económica, pues son los que aprueban el presupuesto y la correspondiente liquidación del mismo, cumplieran correctamente su función, no haría falta modificar la actual ley aunque, eso sí, habría que introducir uno de 'los caprichos' del ministro, como la existencia de un rector 'presidencialista', con amplios poderes otorgados por la gracia de Dios.

La Universidad española ha experimentado en los últimos años tres cambios de planes de estudio: el de 1995, que supuso la entrada como unidad de 'medida docente' el crédito. El de 2000, que fue una 'corrección técnica' de los anteriores, aunque supuso cambios en algunos casos de calado, porque cuando se abre el melón de una reforma nunca se sabe el alcance que va a tener. Finalmente, hace cuatro años, entró en vigor el sistema europeo, conocido popularmente como Bolonia, y que ha supuesto un gran cambio al llevar todas las titulaciones a cuatro años más un año de posgrado (master), incluidas las diplomaturas. La Ley Wert pretende seguir el proceso de convergencia, pero no hacia Bolonia, sino hacia el modelo anglosajón, que en nada se parece a tradición académica europea, y llevar los grados a tres años y los posgrados a dos.

Pero todo esto en un contexto de crisis galopante ni siquiera se va a poder hacer a 'coste cero', y la experiencia nos demuestra que esta circunstancia hace casi inviable cualquier reforma, pues si encima se hace a 'coste cero recortado' entraremos en terrenos del más difícil todavía, y con la fuerte competencia de la universidad mimada por el gobierno regional, la UCAM, que cuando ya ha puesto en marcha todas las titulaciones que ha querido sigue creciendo, pero ahora con la construcción de tres centros de enseñanza no universitaria. ¿Tendremos que acabar pidiéndole préstamos al señor Mendoza para superar la agónica situación que padecen las universidades públicas?.

Al menos para nosotros hay un tema que debe resolverse, que es la dualidad centro-departamento. O se va a una estructura de centros, o por el contrario se elige la opción departamental; una de dos, pero ambas no deben convivir,. Aunque no se quiera, siempre se solaparán competencias, máxime cuando existe otra división funcional que es la de los grupos de investigación.

Una vez que se elija una de las dos, el siguiente paso debe ser la constitución de estructuras potentes, como pueden ser las Divisiones que existen en otras universidades, que de hecho suponen una descentralización de la universidad.

Pero esperemos primero los resultados del Plan Bolonia, porque lo que se haga tiene que ser meditado y pactado para no caer en la tentación de que, en cuanto nos descuidemos, ya nos esté cayendo otra reforma que nos haga perder de nuevo un tiempo precioso que debemos dedicar a nuestras labores principales: docencia, investigación y, en su caso, gestión.

Para todo ello, evidentemente, es imprescindible financiación. No olvidemos nunca que, pese a que el Gobierno del PP quiere llevar a la Universidad pública al desprestigio, ésta es una de las instituciones más valoradas por los españoles.

Abrid escuelas y se cerraran cárceles 
Concepción Arenal

lunes, 15 de abril de 2013

EL IDIOMA DE LA POLÍTICA: el arte de no decir nada

ESTHER CLAVERO MIRA Y GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ 

En la prensa política del siglo XIX encontramos a autores y a políticos que marcan tendencia con sus argumentos, y como mejor ejemplo de ello podemos citar a Pérez Galdós con su gran producción periodística y novelística. Un intelectual, más tarde metido a político que consigue generar, con un lenguaje coloquial, empatías y logra con sus opiniones privadas generar opinión pública.

La ciudadanía hoy, está cansada de las consignas políticas porque las consideran el arte de no decir nada. Uno de los retos de la clase política en general debe ser suplantar ese arte de no decir nada con frases hechas al modo de consignas partidistas, con el arte de decir mucho en pocas palabras, con un lenguaje conciso, claro y concluyente.

También es cierto que muchos mensajes válidos dejan de serlo cuando el interlocutor o interlocutora no se viste con esa voz en su vida cotidiana, es decir, no practica sus palabras en la existencia diaria, y esto se nota cada día más conforme se profesionaliza la política y son los párvulos de las canteras quienes ascienden a puestos de responsabilidad sin haber pasado por eso que siempre nos decían nuestros progenitores, la Universidad de la Vida; es decir, una vida profesional, intelectual y de vivencias propias en una sociedad contemporánea, que hacen que el político y sus ideales se conviertan en fuente de inspiración para una ciudadanía hastiada por un léxico sumamente superficial.

Esta no es la única consecuencia de lanzar a jóvenes a la palestra de la vida pública, es más grave cuando esos jóvenes hacen de la política su único modo de vida, y acaban dependiendo absolutamente de algo, y en política ese algo es alguien, y de ahí puede derivarse ese soplo servil, de subordinación y de obediencia, ya no solo a consignas encapsuladas, sino a quién ordena que deben ser vendidas, sin aplicar, en ocasiones, ningún punto de vista social, ni moral.

Aquellos jóvenes políticos que no entran en el juego rígido de los partidos, que pretenden sin pretensiones alcanzar una sociedad más justa, y no ceden al mandato de los expertos encanecidos, sienten el vacío de las cúpulas políticas de su propio partido, y deben sortear muchísimos obstáculos, pero no olvidemos que son estos y no otros quienes entienden que es necesaria la significación de los mensajes y la concordancia entre sus ideales y la vida diaria.

Ser creíble no es algo fácil, y menos en una actualidad tan desatinada, en la que todo lo que sale por boca de un político o política suena a superficial y desactualizado. Por eso tenemos que practicar el procedimiento inverso al utilizado en la actualidad política; hay que preocuparse más por el contenido que por la forma, y poner sobre la mesa las consecuencias de tal o cual medida.

Ante esto debe hacerse algo, pues las opiniones y acciones de la política formal no convencen ya a la opinión pública, que saturada se sumerge en otro tipo de organizaciones para resolver los problemas cotidianos de una ciudadanía indignada. Entre los objetivos fundamentales de la política debe estar el hacer reflexionar sobre el estado de la nación, y ofrecer soluciones y esperanza para incitar a la continua regeneración que nuestro país necesita para afrontar las adversidades, y así asegurar una posición adecuada y digna en el mundo actual. No se trata de alcanzar un lenguaje cercano a la mediocridad, de eso ya abunda en exceso, si no de la necesidad de reproducir de forma natural la verdad, de forma sincera las preocupaciones financieras, económicas, de empleo, de vivienda, por supuesto, sin fallos de memoria, y sabiendo reflejar con veracidad correctamente el mundo real.

Para todo esto la educación, casualmente uno de los sectores más perjudicados con esta crisis, es fundamental para que la población esté preparada para la libertad de, tras escuchar los razonamientos sinceros de los distintos Partidos, poder elegir y participar activamente en política.

Hay que creerse, y convencer de nuevo para que la ciudadanía crea en los partidos como el instrumento capaz de cambiar la sociedad, para eso los cargos públicos debemos trabajar en esta dirección y no dar la imagen pobre de que lo que pretendemos es alterar a cada uno de los seres individualmente para cambiar la intención de su voto.

La intuición de buscar el sentido de lo humano en el discurso, explicando todos los pormenores de las acciones políticas con la grandilocuencia de la sencillez nos haría ganar en eficacia.

Se torna imprescindible cambiar la locución en la política, dejando de lado palabras huecas, y dando protagonismo a la ciudadanía de forma real, porque no olvidemos que es el pueblo, siempre lo ha sido, el motor de los cambios sociales. Más, en un momento en el que reaparece la confrontación y el conflicto de intereses e ideas, no ya de forma horizontal entre partidos como ha ocurrido normalmente en esta joven democracia, sino verticalmente, entre población y clase política en general. Es el momento en el que el lenguaje político debe dar paso a lo concreto, dejando las ideas abstractas en un segundo plano. Hoy más que nunca es preciso ser más objetivos y discursivos, dejando a un lado las consigan artificiales ideadas desde los inaccesibles despachos.

lunes, 25 de marzo de 2013

EL EMPLEO: PRIORIDAD INDISCUTIBLE

“Confía en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades
Miguel de Cervantes

Esther Clavero Mira (Profesora de Sociología, UMU)
Gabriel García Sánchez (CU Química Inorgánica UMU)

Este país no resiste más la actual situación, con seis millones de parados, de los cuales dos no perciben ningún tipo de subsidio, no podemos seguir ni un día más. Además, por si fuera poco, nuestro estado de bienestar se derrumba como un castillo de naipes y camina a paso firme hacia el desastre final en forma de privatización indiscriminada.

En maldita hora, los “Burócratas de Bruselas”, se encabezonaron con la bajada del déficit, cuando un principio básico es “primero comer y luego pagar las deudas”, o si se quiere las dos cosas a la vez, pero el intento de bajar el déficit a la velocidad de tres puntos del PIB por año era técnicamente misión imposible y socialmente insoportable.

Los neoliberales europeos, que en estos momentos son mayoritarios y la izquierda sólo está representada por Finlandia –que es una izquierda “especial”-, y el Socialismo del francés Hollande, con muy buenas ideas pero que no le gustan a la Sra. Merkel ni tampoco a la Troika.

Si hubiéramos tenido una mayoría de izquierdas auténtica, otro gallo habría cantado. Se podrían haber planteado las cosas de otra forma haciendo políticas más keynesianas que fueron las que levantaron a la Europa tras la II Guerra Mundial, pero eso ya es agua pasada que sólo nos sirve para que tengamos en cuenta la importancia de las elecciones europeas, sobretodo la de las próximas, porque la construcción europea va a verse en la disyuntiva de elegir entre “más Europa”, en detrimento de la soberanía de los estados, o viceversa.

Siempre, y en cualquier circunstancia, se pueden hacer las cosas de varias formas, nunca existe una única forma de hacer política aunque estemos dentro de un marco preconfigurado; por ello, en estos momentos, tenemos que buscar medidas que beneficien a la ciudadanía, principalmente a la que tiene menos recursos –ninguno en muchísimos casos-.


Lo que nos planteamos ahora es proponer una serie de medidas que puedan, en una primera etapa, “suavizar” nuestra desastrosa situación; a continuación, si las políticas propuestas funcionan bien, con suerte, podemos salir de este “pozo infernal” en el que estamos inmersos.

Las medidas que proponemos son:
- El mejor antídoto para reducir el endeudamiento es el crecimiento. Para ello, hace falta un Plan de Infraestructuras Supranacionales: transportes, telecomunicaciones y energías renovables. La financiación vendría del Banco Europeo de Inversiones.
- Evitar la asimetría en la corrección de los desequilibrios. Los países como Alemania que exportan mucho, deben hacerlo menos y favorecer el consumo interno, para que los países más pobres puedan tener espacios de exportación y desarrollar su economía. No hay que olvidar que si alguien exporta, tiene que existir alguien que importe.
  - Introducir lo eurobonos para que todos los países vendan su deuda soberana a intereses similares, avalados por los países del euro.
- Coordinar políticas sociales y salariales a escala europea, y armonizar las normas fiscales para que sean directas y progresivas.
- Aumentar el Presupuesto Comunitario, con recursos propios, introduciendo una tasa sobre transacciones financieras y un impuesto sobre emisiones de dióxido de carbono.
- Regular los Mercados Financieros, garantizando los depósitos y con supervisión bancaria a través del BCE como ya empieza a hacerse.
- Elegir un Gobierno Supranacional democráticamente elegido por el Parlamento Europeo.

Se podrían proponer otras medidas, una de las que respondería al sentido común de todos los mortales, sería, además de regular los salarios mínimos, hacer lo propio con los salarios más altos, como forma de dirigirnos a un reparto más justo de la riqueza.

Todo esto será posible si, además, se cuenta con un Presidente como Hollande capaz de decir que este año Francia no va a cumplir el mandato de Bruselas de bajar el déficit tres puntos, porque es una cuestión de soberanía. Así sea.

martes, 19 de marzo de 2013

LA SALSA ROSA DE LA POLÍTICA

Esther Clavero Mira y Gabriel García Sánchez

Las injurias son las razones de quienes tienen culpa
Jean-Jacques Rousseau

Cuando se confunden las líneas mentales del respeto y la moral, con el ataque frontal a todo coste para derribar al adversario político de filas ajenas o propias, aparece la miseria de un personaje, individual o colectivo injurioso que no piensa en el interés general, sino en posicionarse a cambio de derrotar a quien considera su enemigo y a quien evidentemente teme. La lucha contra la ofensa no merece pérdida de tiempo, pero la lucha contra las injurias sí merece librarse, pero en el ámbito de la justicia, donde se restablece la dignidad de las personas.

No todo el mundo tiene poder para la ofensa. Para ofender a alguien, la voluntad de hacerlo se tiene que juntar con otra variable; una sensibilidad dispuesta a sentirse ofendida, ya que es evidente que el que pretende ofender debe enfrentarse a un sujeto que se pueda sentir ofendido.

Nosotros, que somos entusiastas del léxico distraído, incluso diríamos que, en ocasiones, de la utilización de palabras “malsonantes”, nunca rozaríamos ni traspasaríamos las líneas de la ofensa, pues es la técnica de quienes tienen una “inteligencia débil”, e incapaces de utilizar la sutileza y la libertad de expresión con astucia, arremeten bruscamente contra las personas a las que envidian, o ven como contrincantes.

Cuando la persona presuntamente ofendida no se da por aludida, sino que siente la curiosidad del antropólogo por los rituales del ser humano, con la ironía propia de quien observa conductas deshonestas de quienes sienten la necesidad, como último recurso, de emplearlas y alzar las armas por sentirse amenazado al creer que pierden cuota de poder, y por su fragilidad mental, utilizando falsos apelativos sin información de valor, no podemos sentir otra cosa que no sea tristeza.

Pero en realidad tampoco es cuestión de dejar que se levantes falsos testimonios, no por uno o una misma, sino por quienes te requieren una respuesta contundente contra el que testificare en falso, y no te permiten dejar la anécdota para tu colección de chistes de biografía.

Cada cual utiliza sus recursos como su capacidad intelectual se lo permite. Así una tal María Sánchez Ova, tras la cual se esconde un latente ejército de Pancho Villa debilitado por las metrallas de una guerra que desconocemos y que da sus últimos coletazos intentando coger oxígeno para sus débiles y envejecidos pulmones, y se dejan arrastrar por un corazón enfermizo de emociones propias de los vencidos, utilizando la infamia de forma grosera, y con un lenguaje de Premio Nobel para resarcir su ego, no nos produce más que melancolía y pena. Las prácticas ofensivas suelen provenir de grupos o individuos radicales; la injuria, en cambio, proviene de la venganza, la manipulación de datos, de la mentira, del falso testimonio, sin aportar pruebas demostrativas.

Para vivir en sociedad es imprescindible la cordialidad, el respeto al prójimo, y el buen lenguaje. Aceptamos la crítica, pero no la injuria y la mentira con carga lesiva que rompe cualquier juego político entre interlocutores. Y pedimos, como requisito básico en cualquier medio de opinión pública, que se traten los temas con verdades comprobadas, datos demostrables y el máximo respeto al público y a sus lectores.

Por tanto, su señoría Belén Fernández-Delgado vierte palabras que provienen de un partido nervioso e inquieto, usando un lenguaje que ostenta un alto déficit de debate, un lenguaje oxidado, pero sin una ofensa tan personalizada, pues no alcanza la injuria y queda en la anécdota por desdecirse, con sus propios párrafos contradictorios y con los personajes históricos nombrados, cargados de un conservadurismo liberal extremo; por ello, no merece respuesta alguna. Ahora bien, ni buscando con lupa podría haber escogido como ejemplo un personaje histórico peor que Margaret Thatcher, pues durante su mandato se produjo en su país el mayor ataque de la historia a los servicios públicos: Sanidad, transporte, correos y un largo etcétera.

No seremos nosotros quienes no reivindiquemos el derecho a la crítica como algo necesario para que nuestra sociedad avance. Aún nos alcanza nuestra humilde materia gris para discernir entre la crítica, la ofensa y la injuria con intención de hacer daño. De ahí que reclamemos una escuela para quienes aspiran a hacerse cargo del destino de la sociedad, para que saquen al menos un aprobado en lenguaje del respeto, y pasen a modo de autoescuela, un test de psicopatía social para que un juez o jueza les de el permiso de conducir vidas ajenas.

lunes, 4 de marzo de 2013

Las mujeres no son un colectivo

Conforme se acerca el Día Internacional de la Mujer Trabajadora comenzamos a escuchar manifiestos de partidos políticos haciendo referencia al colectivo de las mujeres y a los compromisos que las distintas Administraciones adquieren con ellas, sin hacer ni una sola mención a los miles de euros en recortes que, durante muchos años, se han venido realizando a todas las políticas de igualdad. En primer lugar, tenemos que decir alto y claro que las mujeres no son un colectivo; son la mitad de la humanidad, por lo tanto, que no se autootorguen meritos aquellos que en nuestro país y en nuestra Comunidad se están cargando de un plumazo todo aquello por lo que tantas personas comprometidas por la democracia genérica han luchado durante décadas y siglos para conseguirla. Esta crisis nos esta brindando la oportunidad de repensar el papel que los gobiernos deben jugar en la economía, afrontando nuevos desafíos, siendo uno de estos identificar las inversiones que supongan un abordaje de género, porque quien piense que se puede salir de la crisis sin contar con la mitad de la humanidad va por mal camino, y así lo anunciaba, no hace muchas semanas, el Informe Global sobre Desigualdad de Genero de 2012: "Aquellos países con menor desigualdad son los que antes están saliendo de la crisis".
En nuestro país y en nuestra región ninguno de estos esfuerzos se está llevando a cabo. Por el contrario, se está utilizando la crisis económica como excusa para desmantelar el Estado de Bienestar, lo que hace que crezcan las desigualdades entre los diferentes sectores de la sociedad.
No hace muchos días nos desayunábamos con dos tristes noticias, aunque ya 'normalizadas' para muchos: 1) la brecha salarial entre mujeres y hombres crece; 2) una mujer debe trabajar 84 días más al año para tener el mismo salario que un hombre.
Escuchábamos también que el antes mencionado Informe Global sobre Desigualdad de Género advertía a España de que en un año hemos descendido catorce puntos en igualdad entre mujeres y hombres, siendo así un país menos productivo. Por no hablar del avance de la feminización de la pobreza en nuestro país, a la que llegan tantas y tantas mujeres en la jubilación. La legislación laboral española actual, según el Tribunal Europeo de Justicia, perjudica notablemente a las mujeres; en primer lugar porque penaliza el empleo a tiempo parcial, que recae en más de un 73% sobre las mujeres, por no hablar de la economía sumergida y su relación con las posteriores rentas contributivas y no contributivas. Por tanto, si el PP quiere hacer algo por las mujeres españolas, además de declaraciones de intenciones, debiera pedir al Gobierno de la nación la derogación de la nefasta reforma laboral.
Pero no podemos abstenernos de decir que la bajada de salarios, unida a las altas tasas de desempleo femenino, no son una cuestión únicamente de actualidad, sino que las mujeres ya estaban bastante 'castigadas' mucho antes de que comenzara esta tan nombrada crisis financiera.
En las últimas semanas, el Gobierno del PP ha aprobado una moción para adaptar la Ley de Igualdad y Violencia de Género al marco competencial, no para hacer una separación de leyes y hacerlas más ambiciosas; y todo con la excusa de que "ha desaparecido, por arte de magia, el Instituto de la Mujer de la Región de Murcia". Nos parece de una frialdad propia de quienes consienten, con sus votos, que se reduzcan año tras año, en los presupuestos del Estado y en los regionales, todas las partidas destinadas a la lucha contra la violencia de género y a las políticas de igualdad. Más aún, les pediríamos que no se justificara la extinción del Instituto de la Mujer haciendo aparentar que se hubiese esfumado solo, barrido por un tsunami, cuando fue el PP el que lo suprimió.
Que digan toda la vedad, que es que se están cargando toda la Red de Centros de Atención Especializada para Mujeres Víctimas de Violencia de Género de la Región (CAVIS). Cambien la ley, porque no cumplen los plazos con los planes de igualdad; están desmantelando el Estado de Bienestar, que suponía la herramienta fundamental para alcanzar la igualdad real y efectiva.
Nosotros solo podemos pedir una cosa, y es que la Comunidad autónoma rectifique, modifique los presupuestos de forma inmediata, y no permita que las mujeres que sufren la lacra del maltrato y la desigualdad en esta Región se vean desamparadas.
Lo más escandaloso que tiene el 
escándalo es que uno se acostumbra
Simone de Beauvoir

martes, 26 de febrero de 2013

El estado de la sinrazón


El debate sobre el estado de la nación, aplazado desde junio del año pasado, se ha producido en el peor momento de nuestra joven democracia, cuando existe una gran crisis que se puede resumir en tres palbras: paro, corrupción y malestar.
Las cifras de paro son astronómicas, seis millones de parados. En 2012, ¡el año del déficit, el Gobierno fijó una cifra inicial del 4,8% del PIB, que revisó al alza hasta llevarlo al 5,4%; finalmente, Bruselas aumentó la estimación hasta el 6,3%. Rajoy se apuntó como un triunfo que en 2012 había descendido por debajo del 7%. Un simulacro de la película La Carrera del Siglo, con Jack Lemmon, porque no habían dado una en el clavo. El PP es experto en vender sus fracasos como éxitos, porque la cifra final quedará muy por encima del 4,8% (el 6,7%), y sin contar el rescate bancario que elevaría el déficit hasta el 10,3% del PIB. Otra mentira disfrazada de verdad.
Pero, ¿qué precio hemos pagado por esto? 850.000 parados más; además, en estos momentos, hay más de un millón de familias en las que ninguno de sus miembros trabaja, y por si faltara poco, más del 55% de los jóvenes no tiene empleo: una generación perdida por la ineficacia del sistema. Y no perdamos de vista que las cifras del paro siguen aumentando por miles: 5000 trabajadores de Reyal Urbis y Orozonia se incorporarán a la 'vagoneta del paro' en breve.
Es indudable que hay que ser de una casta especial para subirse a una tribuna, dar estos resultados, y echarle la culpa al de atrás; parece ser que el 'año cero' para la derecha española es aquél en el que ganó Zapatero, como si Aznar hubiera dejado las listas del paro limpias, pero lo peor de todo es que aquellos que sufren el paro y estaban siguiendo los resultados del debate esperarían algún atisbo de solución de sus problemas. Pues nada, se fueron a casa de vacío.
Mientras tanto, los interminables casos de corrupción que empantanan el paisaje español están 'de rositas' con el dinero obtenido por métodos ilícitos. Los Bárcenas y Urdangarin, mientras el pueblo se muere de hambre, no tienen empacho en irse los fines de semana a relajarse esquiando. Y que no se le ocurra a la Justicia imponerles fuertes medidas cautelares, que parece que no hay todavía suficientes razones para ello.
Si todo lo anterior, que no es poco, lo aderezamos con el desmantelamiento del Estado de Bienestar, que pronto se llamará el Estado de Malestar con la privatización total de todo lo público y el desprestigio de los pocos servicios que vayan quedando, dejaremos a las generaciones futuras algo muy parecido a un paisaje lunar.
Así, aunque se diga que no hemos pedido el rescate, es un hecho que estamos intervenidos y condenados a seguir la senda del descenso del déficit, si queremos ser buenos y que Bruselas nos siga 'tutelando' en nuestro viaje a ninguna parte. Nuestro presidente seguirá en su sitio pese al compromiso que tiene con los ciudadanos, su programa electoral, que debe estar arrumbado en un rincón perdido.
Llegado este momento, caben dos soluciones: 1. entrar en depresión total y el hastío ciudadano; 2. decir con fuerza ¡basta ya! no nos creemos que no haya otras formas de gobernar. Esto último es lo que procede; no podemos permanecer quietos mientras otros deciden nuestros destinos. No se puede tolerar que la desigualdad vaya en ascenso; además, hasta el menos entendido sabe que ésta es un pésimo punto de partida para el crecimiento, porque éste tiende a ser proporcional a la riqueza de cada uno, y sucede con mucha frecuencia que el dinero del crecimiento, como si lo repartiera un 'anti-Robin Hood', va a parar a los bolsillos de los que más tienen. Si el presidente del Gobierno tuviera un mínimo de empatía y sensibilidad por la ciudadanía, sin esperar más debería convocar elecciones y abandonar lo más rápido posible la Moncloa, dejando incluso sus enseres personales por respeto a los miles de dramas familiares. 
Nos atrevemos a decir, sin tapujos, que estamos ante un Gobierno en fraude de Ley porque no está cumpliendo su programa; pero lo peor de todo es que no asume sus fracasos y que piensa que puede actuar con total impunidad dejando a los delincuentes, Bárcenas-Gürtel, círculo fatal en el que está metido Rajoy, así como su ministra de Sanidad, el ínclito Sepúlveda, y algunos más que deberían salir si hubiera voluntad política de asumir responsabilidades, y no encomendarse al destino, al olvido, y a que finalmente nuestra lenta Justicia (especialmente con los que más tienen), termine por cometer la fatal injusticia que los malpensados esperamos.
Es el turno de una nueva generación de políticos y políticas que piensan que se pueden hacer las cosas de otra forma, y es hora de que aquellos que nos han conducido a esta situación que no sufren en primera persona dejen voluntariamente paso a quienes tienen la sensibilidad y energía suficiente para escuchar a la ciudadanía.
Cuando un hombre estúpido hace algo que le avergüenza, siempre dice que cumple con su deber.
Bernard Shaw