ESTHER CLAVERO MIRA Y GABRIEL GARCÍA SÁNCHEZ
Conforme se acerca el Día Internacional de la Mujer Trabajadora comenzamos a escuchar manifiestos de partidos políticos haciendo referencia al colectivo de las mujeres y a los compromisos que las distintas Administraciones adquieren con ellas, sin hacer ni una sola mención a los miles de euros en recortes que, durante muchos años, se han venido realizando a todas las políticas de igualdad. En primer lugar, tenemos que decir alto y claro que las mujeres no son un colectivo; son la mitad de la humanidad, por lo tanto, que no se autootorguen meritos aquellos que en nuestro país y en nuestra Comunidad se están cargando de un plumazo todo aquello por lo que tantas personas comprometidas por la democracia genérica han luchado durante décadas y siglos para conseguirla. Esta crisis nos esta brindando la oportunidad de repensar el papel que los gobiernos deben jugar en la economía, afrontando nuevos desafíos, siendo uno de estos identificar las inversiones que supongan un abordaje de género, porque quien piense que se puede salir de la crisis sin contar con la mitad de la humanidad va por mal camino, y así lo anunciaba, no hace muchas semanas, el Informe Global sobre Desigualdad de Genero de 2012: "Aquellos países con menor desigualdad son los que antes están saliendo de la crisis".
En nuestro país y en nuestra región ninguno de estos esfuerzos se está llevando a cabo. Por el contrario, se está utilizando la crisis económica como excusa para desmantelar el Estado de Bienestar, lo que hace que crezcan las desigualdades entre los diferentes sectores de la sociedad.
No hace muchos días nos desayunábamos con dos tristes noticias, aunque ya 'normalizadas' para muchos: 1) la brecha salarial entre mujeres y hombres crece; 2) una mujer debe trabajar 84 días más al año para tener el mismo salario que un hombre.
Escuchábamos también que el antes mencionado Informe Global sobre Desigualdad de Género advertía a España de que en un año hemos descendido catorce puntos en igualdad entre mujeres y hombres, siendo así un país menos productivo. Por no hablar del avance de la feminización de la pobreza en nuestro país, a la que llegan tantas y tantas mujeres en la jubilación. La legislación laboral española actual, según el Tribunal Europeo de Justicia, perjudica notablemente a las mujeres; en primer lugar porque penaliza el empleo a tiempo parcial, que recae en más de un 73% sobre las mujeres, por no hablar de la economía sumergida y su relación con las posteriores rentas contributivas y no contributivas. Por tanto, si el PP quiere hacer algo por las mujeres españolas, además de declaraciones de intenciones, debiera pedir al Gobierno de la nación la derogación de la nefasta reforma laboral.
Pero no podemos abstenernos de decir que la bajada de salarios, unida a las altas tasas de desempleo femenino, no son una cuestión únicamente de actualidad, sino que las mujeres ya estaban bastante 'castigadas' mucho antes de que comenzara esta tan nombrada crisis financiera.
En las últimas semanas, el Gobierno del PP ha aprobado una moción para adaptar la Ley de Igualdad y Violencia de Género al marco competencial, no para hacer una separación de leyes y hacerlas más ambiciosas; y todo con la excusa de que "ha desaparecido, por arte de magia, el Instituto de la Mujer de la Región de Murcia". Nos parece de una frialdad propia de quienes consienten, con sus votos, que se reduzcan año tras año, en los presupuestos del Estado y en los regionales, todas las partidas destinadas a la lucha contra la violencia de género y a las políticas de igualdad. Más aún, les pediríamos que no se justificara la extinción del Instituto de la Mujer haciendo aparentar que se hubiese esfumado solo, barrido por un tsunami, cuando fue el PP el que lo suprimió.
Que digan toda la vedad, que es que se están cargando toda la Red de Centros de Atención Especializada para Mujeres Víctimas de Violencia de Género de la Región (CAVIS). Cambien la ley, porque no cumplen los plazos con los planes de igualdad; están desmantelando el Estado de Bienestar, que suponía la herramienta fundamental para alcanzar la igualdad real y efectiva.
Nosotros solo podemos pedir una cosa, y es que la Comunidad autónoma rectifique, modifique los presupuestos de forma inmediata, y no permita que las mujeres que sufren la lacra del maltrato y la desigualdad en esta Región se vean desamparadas.
Lo más escandaloso que tiene el
escándalo es que uno se acostumbra
Simone de Beauvoir
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